Colegial Antoniano (1957-1964)

miércoles, marzo 06, 2019

El padre Serafín







Serafín Chamorro Rodríguez nació en Laguna de Negrillos, León en 1934 y falleció en Sevilla el 20 de enero de 2013, en el convento sevillano de San Buenaventura. Su vida como franciscano estuvo vinculada al monasterio de Guadalupe, pero estuvo unos cuantos años de profesor y prefecto en el Colegio San Antonio de Padua de Cáceres y fue allí donde lo conocimos, tenía entonces catorce años más que nosotros.
Aquí está entregando un premio a mi hermano Pedro Luis.


La primera foto que tengo de él es un fotograma de una película de Joselito, que se desarrolla en parte en Guadalupe y el niño cantante está allí, en el convento, puede que en 1956, él tendría veintidós años y está con otros frailes conocidos.


En el colegio, dio clases de latín y de griego y desarrolló también una labor fuera de la docencia, porque dirigió obras de teatro y fundó una coral, pero antes dirigía los ensayos de las canciones de la misa del domingo, era un gran aficionado a la música y, a pesar de que dicen de él que no tenía una formación musical completa, según alguno de sus colaboradores en Guadalupe, memorizaba todas las distintas voces, a veces cuatro y fue capaz de alcanzar un gran nivel como director coral,


Algunos colegiales antonianos se acuerdan de su actividad teatral:

Yo me acuerdo de una obra a la que vinieron las niñas de las josefinas o carmelitas. Recuerdo que también actuaba Manolo Lucero (el botas). Yo hice de mayordomo infiel.

A otros y a mí nos dirigió en el Auto Sacramental Los Reyes Magos, de Lope de Vega.

Obras que recuerdo me dirigió: "El rey negro", "Vamos a contar mentiras",

Según escriben en su obituario, a finales de 1971:

 Aquel franciscano de gafas gruesas por su mala visión, se entregó en su primer trienio de Guadalupe, aparte de su tarea como superior del monasterio, a poner en marcha la coral del pueblo, que llegó a tener cuarenta voces, es uniformada y se sumerge en los clásicos de la música a pesar de no saber solfeo.

Dieron recitales, actuaron en TVE e intervinieron en distintos tiempos litúrgicos, especialmente en la Semana Santa, dejando un sello de calidad y un reconocimiento general.


Junto con la Asociación de Caballeros del Monasterio, con la ayuda del hermano hospedero, fray Juan Luis Barrera, del que también se podría escribir algo, celebraron las llamadas Jornadas de Hispanidad, entre los días 6 y 12 de octubre de cada año, con premio de poesía incluido, con recitales de música y conferencias.

Desempeñó también la labor de Guardián del Monasterio en los años 1971 a 74 y 1989 al 95. En 1989 celebra el sexto centenario de la orden Jerónima en ese lugar. La reina Sofía vuelve en 1992. Antes los reyes estuvieron aquí para celebrar el V centenario. En el año 1993 la infanta doña Cristina viene al monasterio para celebrar que Guadalupe es patrimonio de la Humanidad. Los reyes de España y de Bélgica vienen de manera espontánea a este lugar y son recibidos en francés por este franciscano. Las restauraciones en el edificio monacal y las posteriores fueron proyectadas en su día por Fray Serafín. 


Según dicen en su obituario, era una persona seria, autoritaria por responsable y trabajadora incansable que dejó su impronta en Guadalupe. Los recuerdos de su presencia en el colegio son que era severo y podía dar más de un sopapo, aunque yo no tengo recuerdo de ninguno suyo, lo que no quiere decir que no los recibiera.

También se sabe algo de su trabajo sacerdotal en Sevilla. En una noticia se dice que después de siete años y medio de trabajo en la parroquia de San Luis y San Fernando, el R.P. fray Serafín Chamorro, OFM, deja de ser coadjutor de la misma, pasando a desarrollar su labor sacerdotal en la iglesia de San Antonio Abad, sede de la Hermandad del Buen Fin. Se dice también en su despedida, que se encargaba de las misas de los primeros viernes y que predicaba en los cultos, incluso antes de ser coadjutor.

En 1971, en Guadalupe, se incorporó al aula Gregorio López regentada por los franciscanos en el monasterio y daba clases gratuitas de bachillerato, daba clases de Lengua Española y Latín.

La coral Santa María de Guadalupe actúo en TVE bajo la dirección de Fray Serafín Chamorro en el Induo Pascual retransmitido por TV en el año 1974.


Antes, en diciembre de 1972 habían actuado en Cáceres obteniendo el primer premio. Si alguien quiere profundizar en algún detalle sobre el repertorio, puede mirar en la revista Guadalupe, número 835 de 2013. Tengo referencias de que escribió en algunos números de la revista, como en 1982, el 713 de 1991, y el 717 de 1992, eso excede de mis intenciones, pero se puede buscar en la revista, aunque es una tarea ardua.


Según he leído, en 1975 era ya ministro provincial, porque, como tal, autoriza a imprimir un libro del Padre Corredor, una novena a la Virgen de Fátima, en el que, cosa curiosa, el censor es el Padre José García, también fraile del colegio. Si a alguien le interesa el contenido de ese libro, lo puede encontrar en la web del apostolado mariano.  y en 1980 era ministro provincial de la Bética Franciscana.

También figura como visitador en 1978 del colegio Cardenal Cisneros de Madrid y antes había colaborado, con otros Provinciales, a sanear la economía de ese centro, que estuvo a punto de desaparecer.

En 1992 era superior de Guadalupe y firmó un contrato para restaurar el órgano de la Iglesia con una empresa alemana de organeros los Walcker. Trajeron más de 20 toneladas de material y trabajadores expertos que acabaron su trabajo en 1995. La información detallada se puede conseguir en la página web de los organistas, con fotos incluidas de los órganos restaurados.

Sin querer abrumar con referencias concretas, existen datos de este fraile como traductor de una obra del latín, también oficiando una boda de nobles en 1978, cuando ya era provincial de la Bética, en una noticia del ABC el 1 de agosto, en la que enumera los muchos nobles y principales que acudieron a la boda. También se le cita pronunciando sermones cuando estaba ya en Sevilla, en el año 2000,

En el 2007 se le cita como residente en el convento de San Antonio de Sevilla.

Las concepcionistas franciscanas de Sevilla escriben lo siguiente en su página web sobre su fallecimiento:

Fr. Serafín Chamorro Rodríguez OFM, quien fuera Asistente de la Federación Santa María de Guadalupe entre los años 1982 a 1996, descansó en el Señor hoy día 20 de enero, a la edad de 78 años, en el hospital Virgen del Rocío de Sevilla. El funeral se celebrará mañana, día 21 a las 12,30 h. en la iglesia conventual de S. Buenaventura. Descanse en paz

Nuestra Orden y Federación especialmente, recordamos y agradecemos su trabajo en favor nuestro, sobre todo en esos años en que nos acompañó como Asistente, siempre atento y disponible a cuanto necesitábamos. El Señor le recompense todo su esfuerzo e interés por nuestro crecimiento como Concepcionistas.

 Nos unimos al Ministro Provincial y a los hermanos en el dolor y en la oración.

Para los interesados en el tema, participó en un libro bastante cotizado, como podréis averiguar si intentáis encontrar un ejemplar, se trata de Guadalupe, siete siglos de fe y de cultura / coordinación: Sebastián García Rodríguez; prólogo de Serafín Chamorro Rodríguez y también la presentación de lo referente a Guadalupe en el libro santuarios marianos de Extremadura.

También se le cita en una noticia como Fray Serafín Chamorro Rodríguez, ministro de la Provincia Bética Franciscana, debió ejercer también ese cargo.

También se le menciona en varias actuaciones de la coral en los años 1991, 92 y 93:

CORAL SANTA MARÍA DE GUADALUPE, bajo la dirección de Fray Serafín Chamorro, O.F.M.

El 24 de junio de 1992, con motivo de la celebración del V centenario, recibió, en nombre del monasterio, la medalla de Extremadura en la persona de fray Serafín Chamorro, guardián franciscano del Monasterio.

En el 75 aniversario de la coronación canónica y regia de la Virgen de Guadalupe predicó en un triduo en el mes de octubre, dentro de un nutrido programa de actos a los que asistió la reina de España. Doña Sofía.

También figura como Director Espiritual de la Junta de Gobierno de los caballeros de Guadalupe en 1971 y como Asistente Eclesiástico en 1990.

Existe una amplia información sobre el repertorio que tenía la coral Santa María de Guadalupe, dirigida durante muchos años por el padre Serafín Chamorro y sus actuaciones en distintos pueblos de Cáceres, como Malpartida, Plasencia y Logrosán, pero no voy a transcribirla con los títulos de las piezas musicales, si a alguien le interesa, puede buscar en la página de la Coral.

Un detalle que me resultó curioso es que saliera una noticia en El Pais de su protesta en presencia de los reyes de España por la marginación que sufría Extremadura en los actos del V centenario del descubrimiento de América en 1990:

El prior del monasterio cacereño de Guadalupe, Serafín Chamorro, protestó ayer enérgicamente, en presencia del Rey, por la marginación que sufre Extremadura por parte de los organizadores del V Centenario y pidió justicia para equiparar esta comunidad a otras más beneficiadas por las inversiones estatales. El prior pronunció estas palabras durante la sesión extraordinaria del comité regional del V Centenario, reunido en Guadalupe. Fue el último acto de la visita oficial de los Reyes a Extremadura.

La dureza de las palabras del prior del monasterio, vinculado al descubrimiento desde los Reyes Católicos, contrastó con Ia amabilidad de los discursos pronunciados por el secretario de Estado para la Cooperación y presidente de la Comisión Nacional del V Centenario, Luis Yáñez, y por el presidente de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, quienes destacaron la proyección de esta comunidad en Latinoamérica.

Para admirar el estilo de escritor de fray Serafín Chamorro, voy a transcribir sus palabras referidas al repertorio musical de Semana Santa:

Así, la queja de un Dios amante, cantadas por las notas de Popule meus, de Victoria, se hace más patética delante del frontal de la Pasión. La oscuridad de unos ojos nublados por el llanto (Caligaverunt) se hace soportable sólo en la viñeta de una Madre serena que mantiene en su regazo al Hijo descendido de la cruz, ante el gesto devoto, amable y recogido de quienes le acompañan en apacible contemplación. La infinita grandeza de Dios, cantada en el Gloria al Señor, de Haendel, se agranda en la resonancia de las amplias bóvedas de la Basílica que transmiten su estremecimiento ante la Majestad divina a las torres ciclópeas de todo el Monasterio. El aleluya de la resurrecciòn se contagia a través de las notas gregorianas de la Angélica orlada en cenefa de pájaros, flores y hojas que entreveran...
El tenebrario, el Cristo yacente, los calvarios, las viñetas pasionarias, los bordados de la Pasión..., son otras tantas notas musicales que cantan el misterio de Dios y el amor admirativo de los hombres.

Guadalupe, en la Semana Santa, es el altar más hermoso para la mejor ofrenda...”


Un antiguo alumno decía sobre él:

Yo cene varias veces con él en Guadalupe.  Trato correcto y bienintencionado.

Otro comenta;

Hicimos una visita al Monasterio de Guadalupe, con otras personas. Nos atendió muy bien el padre Serafín; vimos todo completo

Otro dice:

La última vez que le vi fue por los años 80. Era Guardián (Prior) del monasterio de Guadalupe. Iba con pantalón vaquero, jersey y unas gafas de sol (se había operado de la vista). Estuvimos hablando un buen rato hasta que me dijo que se tenía que ir porque estaba preparando un coro en el pueblo. Unos años después unos franciscanos de Sevilla me dijeron que estaba en una residencia para religiosos en Sevilla pues estaba muy delicado y había casi perdido la vista.

DESCANSE EN PAZ.


domingo, febrero 17, 2019

ARTICULO DE JUAN DE LA CRUZ






UN ARTÍCULO SOBRE EL COLEGIO SAN ANTONIO

El 4 de junio de 2016, en su blog CAREÑEANDO, Juan de la Cruz Gutiérrez Gómez escribía un artículo sobre el pasado del Colegio, remontándose a sus inicios, pero no voy a poner más que lo que se refiere al periodo del que trata este Blog Colegial Antoniano y también pondré algunas de las fotos que acompañan al referido artículo.




Un Centro por cuyos estrados docentes impartían sus enseñanzas el Padre Antonio Corredor, que algunos conocían como “El Cabra”, y otros, al tiempo, como “Ordine fratri minori“, profesor de Lengua y Literatura, que ejerció el grado de Guardián-Rector, autor de cientos de artículos, poemas y numerosas publicaciones y devociones marianas, fundador de la revista “Lyceum” y director de “La Voz de San Antonio”, el Padre Agustín Barrio, que logró hacer un milagro con la juventud cacereña entre señeras gestas y gestos, a través del baloncesto, y que un día, con el dolor de todos, se marchó a otras misiones y cometidos en Hispanoamérica, dejando un más que significativo vacío, por la hondura de sus impulsos, creador de una gran afición al deporte de la canasta en Cáceres, con una extraordinaria cita en las mañanas de los domingos, que se suplió a base de un exquisito trabajo por parte de todos… Y por allí se andaban, también, el padre Orduña, el padre Eusebio Isarría, el padre Fernando, denominado como “El Bodega“, el padre Longinos, el padre Pepe, el padre Lázaro, el padre Serafín Chamorro, conocido entre los escolares como “El Topo“, o el padre Teodoro Solana, a quien se le conocía entre los colegiales como “El Chapete“. Y, así, una verdadera lista que haría interminable este recorrido.



Y entre el cometido de unos y otros, abriendo de forma entrañable las puertas a la sensibilidad de los tiempos y su capacidad de respeto, de libertad y de entendimiento a la época por allí se movían, a caballo entre la templanza y el progreso, por y para los niños y la juventud estudiantil en el Colegio San Antonio de Padua, otros franciscanos. Como fue, por ejemplo, el padre Barrios, que impartía enseñanzas de Geografía. Y que aparece en la fotografía, fechada en el año 1961. El padre Barrios alcanzó el grado de Prefecto y fue y se convirtió y convirtió, de paso, al Colegio San Antonio de Padua, en uno de los más señalados referentes del baloncesto en el Cáceres, ay, ni más ni menos que de Aquellos Tiempos.


“¡Qué tiempos!”, manifestaba recientemente en un comentario de un Grupo de Facebook un ex-alumno. Y de repente, al escritor y periodista, le llegan a la memoria una larga serie de profesores del Colegio San Antonio de Padua, una institución, un emblema, un icono y un colegio de marca, una diversidad de nombres de enseñantes, de buenos enseñantes, que dejaron su impronta en el alumnado. Como el padre Gabriel de la Dolorosa Calvo con un palo cerca de su sillón profesoral y con el que recitaba aquella monserga de: “Bálsamo del Perú, medicina ideal, que quita la gandulitis, de manera radical“.

Lo mismo que por aquellos pagos correteaban don Cecilio, un cualificado profesor de la asignatura de Matemáticas, o el padre Luciano, que se encargaba de ser vigilante, y muy celoso, por cierto en sus labores, del estudio, Emilia Rubio, tratando de incrustar el francés en la mollera del alumnado, el padre Serafín Chamorro, otro custodio de la sala de estudiantes, o el mismo don Angel y al que la muchachada estudiantil, siempre imaginativa, conocía como “El Bata“.

Como por aquellas aulas, pasillos y patios ondulaba el Padre Francisco Martínez Ugidos, que al ser ordenado sacerdote adoptó el nombre de Pacífico, más conocido por Pachi, que fuera director espiritual del Colegio y que alcanzó, ni más ni menos, que el reconocimiento de Hijo Adoptivo de Cáceres, Fray Luciano, conocido como “El Chapeta”,  el padre Serafín Chamorro, que recibía el apelativo de “El Toro”, y otros muchos que se iban entremezclando, a caballo entre el pálpito de la ciudad, el espíritu franciscano y los aires estudiantiles, con profesores de relieve y calidad.





El Padre Domingo Savall, profesor de Filosofía en el Colegio San Antonio.

Y desde el padre Domingo Savall, con ejemplar paciencia para tratar de inculcar en el alumnado las enseñanzas de la no siempre comprensible ni fácil asignatura de Filosofía, un hueso duro de roer, como se decía popularmente entre el alumnado, hasta las clases magistrales de don Victor Gerardo García del Camino, catedrático de Historia de la Literatura Española, de la claridad expositiva de don Ricardo Durán, pata meter al alumnado en la mollera las clases de Matemáticas, a esa capacidad de don Valentín Velasco para engarzar a los colegiales con las siempre entretenidas clases Ciencias Naturales, de la insistencia permanente y ya clásica e histórica de don Narciso Puig Megías para inculcar al a los estudiantes las enseñanzas derivadas de aquella asignatura denominada como Formación del Espíritu Nacional, el atractivo que imprimía a sus clases de Educación Física don Jesús Asunción, de las lecciones exquisitas y plagadas de sensibilidad del pintor don Lucas Burgos Capdevielle, una eminencia del Dibujo…


Por aquellos pagos del Colegio de San Antonio de Pádua, una institución y una página de oro en la historia de Cáceres, había otros ilustres. Como Fray Gabriel, alto, enjuto, delgado, buena gente, un santo, como se dice coloquialmente, a quien vemos en este fotografía cedida por nuestro querido amigo Julián Manzano, mientras un grupo de colegiales preparados por él, recibe un premio de un concurso escolar de Radio Cáceres, y de manos del entonces Gobernador Civil, Antonio Rueda Sánchez-Malo. Como había otros ilustres docentes como las clases que impartía don José Massa Solís, con un mural de extraordinarias dimensiones en la UNESCO y de reconocimiento y prestigio internacional. Lo que deja constancia de la capacidad selectiva del profesorado para tratar de impartir, de siempre, como figura en el historial generacional y en la configuración histórica del Colegio, mejor con mayúsculas, y siempre, claro es, por el beneficio de los niños, de los jóvenes, de los estudiantes cacereños incardinados en las aulas, siempre entrañables, del Colegio de San Antonio de Padua, que un día arrancara en la calle General Margallo.



Una corrección al contenido del blog es la siguiente.

1.     Juan Valentín Cortés Muñoz dice:


“El Bata” era D. Eusebio Isarría.
El padre Serafín Chamorro era conocido entre nosotros como
“El Topo”.
“El Chapete” era el padre Teodoro Solana






lunes, junio 29, 2015

El padre Corredor




El padre Antonio Corredor García, nació en Montehermoso, Cáceres en 1913, se sabe cuándo fue bautizado y quiénes fueron su padre, Ezequiel, pastor y jornalero y su madre, Marcelina. También se sabe que fue monaguillo en su pueblo natal.

En una biografía suya escriben que Gustaba de niño recitar a los clásicos españoles, afición que se acentuó a su ingreso en el Colegio Seráfico a los once años de edad. Concluidos los estudios de latinidad y humanidades, el 14 de agosto del año 28 recibe en Loreto (Espartinas, Sevilla) el hábito franciscano, pasando, un año después, a Guadalupe (Cáceres) para cursar los estudios eclesiásticos.

. A los 16 años publicó su primer poema en El Monasterio de Guadalupe, mientras dirigía con acierto Ciencia y Santidad, una revista de la provincia Bética franciscana. El 4 de abril de 1937 recibió en Cáceres el presbiterado. Lo que quiere decir que, con 22 años profesó como franciscano y con 24 fue ordenado sacerdote. Dos años después, acabada la contienda fue destinado al Colegio San Antonio de esta ciudad, del que llegó a ser Guardián-Rector durante once años. Aquí fundó y dirigió la revista colegial Lyceum (1941- 1967) y por dieciséis años fue director de La Voz de San Antonio, revista seráfica popular, desde el 1956 a 1971.

Además de la afición por la lectura y la escritura, tenía otras menos conocidas por sus alumnos, como la filatelia y el cine. No quiso salir nunca de Cáceres y allí falleció, a los noventa años, el 7 de octubre de 2003, festividad de la Virgen del Rosario, de la que era devoto, en realidad lo era de todas las acepciones de la virgen y hay quien ha escrito que no fue una casualidad la fecha de su muerte.

El autor de numerosos folletos, hojas poéticas, dípticos y devocionarios marianos, fundó en 1945 la celebérrima Cruzada Mariana, obra apostólica y publicitaria de primer orden en su género, que permitía al P. Corredor llegar a librerías de Bolivia, Argentina, Méjico, Cuba, Miami…, desde la simple celda cacereña, con ayuda de Teófilo, el apartado de Correos y poco más. Devotísimo de la Virgen Inmaculada, dirigió desde 1946 la Asociación de la Visita Domiciliaria de Fátima, mensaje y título al que consagra buena parte de su obra impresa.

Junto al fervor con que distinguió y cantó a la Morenita de Guadalupe, el P. Corredor se interesó también por las franciscanas de Loreto y Milagros de la Rábida; investigó con mucho ardor las apariciones de Chandavila (La Codosera, Badajoz) y divulgó la devoción a San Antonio, a San Pedro de Alcántara y a la Divina Misericordia.

Tenía un cariño especial a la Virgen de la Montaña, a la que escribió poemas y un devocionario titulado Mi Virgen de la Montaña (1955). El primero de los laureles literarios lo obtuvo también en Cáceres, el año 1941, con el poema La canción del poeta, presentado al certamen que se convocó en el III Centenario de la bajada de la Santísima Virgen de la Montaña a la ciudad.

Además de ser autor de más de 200 libros y folletos de diversos temas, sobre todo de temas religiosos, de la virgen y los santos franciscanos. Ha escrito también un libro sobre la historia de Montehermoso y el ayuntamiento de su pueblo natal lo nombró hijo predilecto y le dedicó una calle, llamada Padre Corredor;  es también el compositor de los himnos de Montehermoso y la Virgen de Valdefuentes.

Su nombre figura en una antología de poetas extremeños de la primera mitad del siglo XX  y ha publicado algunos libros solo de poesía. Para hacernos una idea de su talento precoz, transcribo  estos versos primerizos: «Quiero morir en el suelo/ donde vi la luz primera,/ en la tierra venturosa/ del trabajo y la virtud;/ quiero que mi último aliento/ lleve el aura de estas sierras,/ y hecha de olivo extremeño,/ mi tumba vele una cruz.

Si se pone su nombre en cualquier buscador de internet, incluso en la librería de Amazon, aparecen ingentes cantidades de publicaciones y devocionarios, una muestra de que su actividad como escritor era casi incansable, hasta sus años finales. Cuando fue nuestro profesor de lengua y literatura en el colegio San Antonio de Padua de Cáceres, tenía entre cuarenta y cinco y cincuenta años, pero, desde mi punto de vista de alumno, era mayor, sin más.

Me pareció uno de los profesores más extraños y distantes que tuve, pero reconocía su dominio de español y de la literatura, aunque sus métodos no me parecieran los más adecuados para enseñar. 

Aquello de ponernos en fila, clasificados por las notas, desde sobresaliente hasta suspenso y preguntarnos cosas tan retorcidas como la tercera persona del singular de la perifrástica pasiva del verbo argüir era para una antología de prácticas educativas extrañas, aunque sé que en otros colegios y lugares se utilizaban métodos más crueles y desagradables; aquellas filas y aquellas preguntas  no las he olvidado.

Pero todavía era más retorcido si algún compañero te lo preguntaba para cambiar tu lugar por el suyo, añadiendo sin defensa, sin defensa, sin defensa, por estar en la lista de los apuntados por la razón que fuera, como no atender, hablar a destiempo o mirar a donde no se debía.

Se le llamaba con distintos motes o apodos, pero no escribiré ninguno porque estas palabras son para honrar su memoria; cuando vienen a mi mente las palabras del himno del colegio, el levanta tu mirada al infinito, colegial antoniano, a veces me acuerdo de aquel fraile tan especial, como lo fue Domingo Savall y como lo fueron los otros de los que escribiré en próximas entradas de este blog.

A mis escasos años de entonces, no veía la faceta de su carácter, que otros que le trataron vieron, como aseguran en un panegírico a su muerte, diciendo que era un Era un hombre alegre, incansable y constante en su trabajo  o cómo otro decía, sobre los últimos años de su vida; Parece que aún lo veo subir fatigado y sonriente la cuesta del Ayuntamiento, con su cartera de cuero negro (seguramente vacía, si no de estampería y almanaques propios), camino del convento de Santa Clara a su misa de nueve.

Descanse en paz Fray Antonio Corredor, o.f.m.
                              

lunes, junio 15, 2015

Video de la reunión


A través de Luis González García, nuestro amable anfitrión y organizador de la reunión que celebraba los cincuenta años de un grupo de colegiales antonianos, me ha llegado un CD con fotos de aquella emocionante y entrañable reunión, He seleccionado la mayoría de ellas y las he transformado en un vídeo de corta duración para que podamos volver a recordar aquellos momentos.

Me he permitido elegir la música, una de las que más me gustan, el Intermedio de Cavalleria Rusticana de Masacagni. Viendo las imágenes, sobran las palabras.






lunes, junio 08, 2015

Fray Domingo Savall



Fray Domingo Savall Catalá, nació en Oliva, un pueblo que ahora tiene más de veinte mil habitantes, en la frontera sur de la provincia de Valencia con la de Alicante; fue en el año 1988 y profesó como franciscano a los diecisiete años y ordenado presbítero en 1913. Paso la primera parte de su vida en la región valenciana y se tiene constancia de su actividad como fraile y profesor en distintos conventos, pero sobre todo en Onteniente.

Parece ser que empezó a escribir bastante tarde en distintas revistas franciscanas, el primer texto que he encontrado corresponde a 1939, en el eco franciscano de Santiago de Compostela y sobre un tema en el que era un experto mundial, la vida y los escritos de Duns Escoto, un franciscano teólogo nacido en Escocia en el siglo XIII, profesor en Oxford y París, llamado el doctor sutil por sus escritos. Se le veneró como santo sin serlo durante siglos hasta que, en el siglo XX, un papa le declaró beato, para que pudiera seguir teniendo culto. Se pueden ampliar datos en la Wikipedia o ver la película con su mismo nombre, Duns Scoto. Este santo-beato es conocido por su defensa de la Inmaculada Concepción, con siglos de antelación a que se declarase como dogma por la Iglesia en el siglo XIX, tema en la que el padre Savall también escribió varios artículos.

Encontré una cita sobre él en la que la fundación Duns Scoto en Italia le nombraba, junto a unos pocos más, como entendido en la revisión de sus obras completas. Si alguien está especialmente interesado en el tema, puede buscar en Acción Antoniana, 1952, una de sus publicaciones, con el título explícito de Asunta por Inmaculada, silogismo scotista. También era un experto en la vida de un compatriota suyo, Fray Humilde Soria, con una vida muy interesante y en proceso de beatificación, tiene unos cuantos artículos sobre él en la misma revista.

También hay datos de su actividad como presbítero en su estancia en Onteniente referidos a un incidente casi milagroso:

Cuenta el P. Fray Joaquín Sanchis Alventosa en la “Historia del Colegio de la Concepción,” que el antiguo oratorio de los Marqueses de Vellisca que existía en la “Casa Gran” de las alquerías del Pla, se desplomó en el momento en que el franciscano  P. Fray Domingo Savall estaba en la sacristía con algunos feligreses y acababa de celebrar la santa misa. Fue un verdadero milagro que  no hubiera habido desgracias personales.

Otro tema en el que es un experto, y que se puede comprobar en la Wikipedia, es en parte de la obra de un franciscano del siglo XVI, Alfonso de Castro, que tiene una estatua en Zamora y con una biografía muy interesante, que excede esta reseña, lo mismo que en el caso de la vida y obras de Duns Scoto.

Tiene publicaciones en revistas desde el año 39 al 45 y, del 46 al 52 figura como profesor en Onteniente y escribe en la revista de ese colegio y también en el del de San Antonio de Padua en Carcagente, de esa provincia. Se tiene constancia de una serie de artículos en la revista Acción Antoniana, digitalizada en su mayoría, desde 1945 hasta 1959, la mayoría son accesibles para los interesados o curiosos,

Y, sin un motivo aparente, a finales de los cincuenta, en un verano, es trasladado a la provincia bética franciscana, primero a Sevilla y luego a Cáceres, al colegio San Antonio de Padua, con casi setenta años, en donde fue profesor de filosofía. Pedro Garcés, mi hermano, ha publicado una entrada sobre él, sobre su manera de enseñar y su recuerdo grato. Conjeturo que el motivo podría ser su independencia de criterio y su originalidad, unas cualidades seguramente poco apreciadas en una comunidad de frailes.

Aún publicó algún libro editado en Sevilla sobre sus temas preferidos, Duns Scoto y Alfonso de Castro, como separata de la revista Lyceum. También tiene publicaciones sobre San Francisco y su importancia en la historia de la filosofía. Además de sobre el beato Nicolás Factor y la oración y sobre la exaltación guadalupense, ésta en la revista Lyceum. En el 64, con muchos años, aún publicó un artículo sobre la Inmaculada, la digna madre de Dios.

En mayo de 1968, cuando la revolución estudiantil en París, cuando se levantaban los adoquines de las calles para ver si encontraban la playa debajo, con barricadas y tanques, el mismo mes y año en el que Massiel ganaba Eurovisión con el lalalá, se da la noticia en Acción Antoniana del fallecimiento del Padre Domingo Savall en el colegio de los franciscanos de Cáceres a la edad de 80 años, siendo trasladados sus restos a su ciudad natal, Oliva, donde reposan. Se dice que hubo una asistencia masiva de sus paisanos y que también acudieron antiguos alumnos de Onteniente y padres franciscanos de Valencia.

Si un día el destino o el azar me llevan a ese lugar, puede que me acerque al cementerio a ver el lugar en el que reposa ese franciscano, filósofo y escritor consumado.

Como colofón, y para convencimiento de Incrédulos e instrucción de visitantes de este blog, voy a transcribir un soneto anónimo y muy conocido, A Cristo crucificado, del siglo XVI (ver discusión sobre su origen en Wikipedia). El padre Savall lo utiliza para explicar con él los tres tipos de amor, en un artículo publicado en Acción Antoniana, en 1951, número 268:

1°.— Amor de concupiscencia
«No me mueve, m¡ Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
n¡ me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
2°.—Amor de correspondencia
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
3º.—Amor de amistad
Muéveme, al fin, tu Amor y en tal manera
que, aunque no hubiera cielo, yo te amera;
y, aunque no hubiera infierno, te temiera.
4 °.—Desenlace
No tienes qué me dar porque te quiera,
pues, aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

Al que le interese comprobar cómo escribía el padre Domingo Savall, puede leer el artículo entero en el siguiente enlace:


FOTOS DEL PADRE SAVALL;

En el año 1942 

En Cáceres.
 En 1920
 En 1912

Foto de la reseña de su vida en Acción Antoniana. 



sábado, mayo 30, 2015

Frailes del San Antonio de principios de los sesenta.


Cuando era alumno del colegio, no era consciente de la categoría de los frailes que velaban por nuestra educación, pero he guardado siempre un recuerdo agradable y agradecido de ellos. Luego, me he enterado de que, unos cuantos de ellos eran unas personas y unos frailes excepcionales. He conseguido datos personales de ellos y fotos, por lo que he decidido dedicar unas cuantas entradas a algunos de ellos. Me ocuparé del padre Domingo Savall, del padre Antonio Corredor, de Agustín Barrio, de Serafín Chamorro, de Pacífico Martínez y, por qué no, del que debe ser el único superviviente, que yo sepa, de aquellos frailes que conocí en el colegio San Antonio de Padua, José García.

También he conseguido algunas fotos de otros frailes de aquellos tiempos, de finales de los cincuenta y principio de los sesenta y las iré publicando, así como unas del salón de actos y del dormitorio de los internos, pero empezaré con una del edificio de las clases en la que se ve parte del patio.

Levanta tu mirada al infinito, colegial Antoniano.



sábado, mayo 23, 2015

FRAILES CONOCIDOS EN EL CINE


Navegando por la red he conseguido bastantes datos sobre frailes que conocimos en el colegio San Antonio de Padua. La primera entrada de una serie sobre algunos de ellos es muy curiosa. Resulta que, en la grabación de la película EL PEQUEÑO RUISEÑOR de Joselito, puede que en 1956, salen como extra algunos de los que tuvimos de profesores o de cuidadores.
Algunos que les conocieron dicen que, al menos aparecen tres, entonces eran aún más jóvenes que cuando coincidieron con nosotros. Pueden ser Agustín Barrios, Serafín Chamorro y el padre Pacífico.

Como prueba, inserto un fotograma de la película, parte de ella rodada en el monasterio de Guadalupe en el que estudiaban nuestros mentores.